jueves, 29 de mayo de 2014

El embarazo (2a parte)

Lo último que os conté es que tras la eco de las 20 semanas me pusieron a hacer reposo absoluto, habían detectado que mi cuello del útero estaba casi borrado y esto se podía traducir en un aborto tardío o en un parto prematuro con el consiguiente riesgo para mi bebé.  

La visita al médico fue el martes 3 de septiembre y me pasé los dos días siguientes en la cama, a oscuras y llorando. Todos intentaban animarme sin mucho éxito hasta que mi madre me dijo que llorando las cosas no se solucionarían y que ese estado de ánimo tampoco ayudaba al bebé, el cual notaba mi tristeza. No sé si es del todo cierta esa afirmación pero me ayudó bastante para intentar no llorar.

El jueves por la noche al llegar mi padre del trabajo entró en la habitación para decirme que no podíamos dejar las cosas así y que había que intentar pedir una segunda opinión. Yo era bastante reacia a hacerme ilusiones pero era cierto que no perdíamos nada y en caso de ser verdad podíamos ganar mucho.

Esperé al mediodía del viernes que llegaba mi marido del trabajo y nos fuimos para San Juan de Dios, uno de los mejores hospitales de neonatales en Barcelona. Entramos por urgencias y al ratito nos atendieron, mientras estábamos en la sala de espera entraron dos mamás con sus panzotas de nueve meses y su bolsito para el bebé que ya estaban listas para dar a luz y pensé en si yo llegaría a encontrarme así o finalmente todo saldría mal.

Me atendieron dos doctores bastante jóvenes, un hombre y una mujer, muy simpáticos y amables. Primero les enseñé el informe de la eco morfológica y las ecografías correspondientes a mi cuello del útero, luego pasaron a mirarme ellos mismo con el ecógrafo. Al principio sus caras eran exactamente iguales a las de los otros dos doctores que me habían visto días atrás. Empezó el chico y su primera frase fue "no lo encuentro, prueba tú", así que otra vez para dentro el palito ese esta vez guiado por la doctora... "no, no parece que tenga pero eso no puede ser..." lo movió más adentro y lo fue girando, me hacía daño, pero no estaba yo por quejarme si la cosa era encontrar el maldito cuello. Y por fin las palabras mágicas "¡ahí está! ostras nunca había visto algo así, fíjate dónde lo tiene" Yo miraba a mi marido y mi marido a mí, ambos con cara de "que sean buenas noticias por favor".

Estuvieron un rato mirándolo y midiendo, finalmente me dejaron vestir y entonces nos dijeron que había buenas y malas noticias. Las malas eran que debíamos seguir con reposos estricto ya que mi cuello era corto pero las buenas eran que no era tan corto como lo habían medido en el otro sitio. Y la explicación es que tenía el cuello girado hacia atrás y a la derecha, encontrarlo era difícil y medirlo bien casi imposible, en ese momento no podían saber si me venía de nacimiento o si se había producido la malformación al quedarme embarazada.

La nueva medición indicaba que el cuello estaba en 2cm, lo cual es poco para estar en la semana 20 pero las probabilidades de conseguir aguantar hasta la semana 30 eran altas. Además de esto me mandaron 200mg de progesterona al día por vía vaginal para reforzar la zona. Tendría que hacerme control cada 15 días.

Salimos de allí contentos y positivos, ya no lo veíamos como una hazaña imposible. Podíamos conseguirlo e íbamos a hacer todo lo posible por que así fuera, lo único que tenía que hacer era estar en cama todo el tiempo posible, durante las primeras semanas a ser posible tumbada por completo. Mi madre me hacía el desayuno, la comida y la cena y pasaba ratos conmigo para que no me aburriese tanto. Mi marido en cuanto llegaba a casa del trabajo se tumbaba conmigo en la cama a hacerme compañía y contarme su día.

Al principio lo llevé bastante bien, me entretenía leyendo libros y viendo la tele, tumbada en una cama apenas puedes hacer mucho más. Pasaban las semanas y la cosa se empezó a hacer pesada, sabes que no estás así por gusto, sabes que lo haces por el bien de tu hijo y con eso debería bastar para hacer lo que haga falta pero la realidad no es tan sencilla. Pasaba muchas horas muertas y con demasiado tiempo para darle al coco. Hasta los cinco meses había engordado un kilo por mes pero cuando me metieron a reposo empecé a ganar peso de forma descomunal. Empecé a caer en un estado de hastío insufrible, estaba borde, irascible y muy deprimida. Estar 24h en una cama un día tras otro no es fácil, no quiero pensar la gente que tiene que vivir así...

Estaba en cama, pero me encontraba muy bien. Pasé el segundo trimestre sin apenas darme cuenta, las revisiones me las hacían cada 15 días, mi cuello parecía mantenerse en 2 cm y el enano crecía sano y fuerte.

En la semana 22 empecé a sentirle y esa era mi mayor alegría. Al principio poquito pero a medida que pasaban las semanas él se hacía notar más y su "presencia" me ayudaba mucho. Le hablaba, le leía, le ponía música... fue lo más bonito sin duda de aquellos momentos.




En la revisión de la semana 28 vieron que mi cuello se había acortado un poquito más, estábamos en 1,5 cm y me dijeron que era probable que fuera un bebé prematuro pero que había que esperar, aún había probabilidades de aguantar y con cada semana que pasaba él crecía más y se fortalecía para vivir fuera del útero. El punto a nuestro favor era que yo no tenía apenas contracciones, salvo alguna de Braxton, y eso era una buena señal. No debieron ver la cosa tan mal porque pasé de reposo absoluto a semi XD, es decir, seguía en cama pero ya podía estar semi incorporada, incluso darme algún paseíto por el pasillo de casa o en vez de estar en cama, en el sofá.




Mi marido me trajo el ipad de casa, el ordenador, sopas de letras varias. Me leí todas las revistas mensuales que hay en el mercado sobre bebés, de las cuales hice recortes de artículos que consideré interesantes y útiles cuando hubiera nacido mi niño. Y fue entonces cuando descubrí el inmenso y variado mundo de los blogs de mamás y embarazas. Lo cierto es que me aficioné mucho y me leía casi un blog diario de inicio a fin, entre ellos el de Xiana que fue, en aquel momento, el único en el que me animé a comentar porque estábamos embarazadas las dos y casi del mismo tiempo.

En julio hice muchas compras relacionadas con el peque, el carrito, la habitación… y esto fue llegando a medida que yo hacía el reposo. Un fin de semana convencí a mis padres y mi marido de ir a casa a montar la habitación, yo no movería un dedo, prometido. Y así, yo sentada en un sillón con las instrucciones en la mano y ellos montando la cuna, la cómoda, el armario según yo les decía. Ese fin de semana me sentí muy bien y recuerdo estar pletórica. No terminamos toda la habitación pero los muebles estaban montados y los detalles ya podíamos dejarlos para más adelante.




3er Trimestre

Los síntomas que más recuerdo aparte del súper panzote que tenía (por embarazo y por kilos, no nos engañemos) eran el ardor de estómago, la retención de líquidos que tenía de no moverme y el insomnio, empecé a dormir fatal. Ninguna postura era buena, el enano se movía muchísimo y tampoco a él le convencían mis posturas para intentar dormir XD Sin duda alguna el peor trimestre en cuanto a síntomas incómodos fue el último.





En la semana 33 mi cuello era de 1 cm y empezaba a estar dentro de un estándar para esa semana, así que me levantaron el castigo y pude empezar a caminar. Nos dijeron que eso podía hacer que en cuestión de días se iniciase el parto pero que mi cuello había aguantado muy bien para su sorpresa y que no tenía por qué ser así. Estábamos asustados como es lógico pero llevábamos meses preparándonos para eso y lo habíamos aceptado. Desde la semana 26 yo ya tenía preparada la bolsa del hospital por lo que pudiera pasar así que no nos pillarían "en bragas".


¡Por fin volvimos a casa! Pude dedicarme a terminar de poner en orden su habitación. El primer fin de semana que pude salir fuimos a la feria medieval que hacen todos los años por esas fechas en mi ciudad. Al estar ya en diciembre me pasé todo el mes con mi madre de compras navideñas, así dejaba todo comprado por si finalmente se adelantaba el parto. Reconozco que me costaba permanecer mucho rato de pie y caminar largos tramos me cansaba demasiado pero hice lo que pude porque mi retención de líquidos era horrible y me aconsejaban caminar.




A los quince días volví a la revisión y ¡sorpresa! el bebé se ha movido, ya no está encajado "¿Qué? ¿Cómo? ¿Ahora se mueve?" pues sí, al parecer mi niño decidió en las últimas semanas ponerse del revés. Entonces vino el chiste, yo ya estaba de 36 semanas, el bebé ya no corría peligro y ¿qué pasaba si no se encajaba? tendrían que practicar una cesárea. Quedamos en volvernos a ver en 15 días, justo el día de fin de año volvería a mirar la posición del niño y si seguía en mala posición programaría una cesárea.


31 de diciembre, yo tenía los pies como dos patas de elefante, ¡¡en diciembre!! Me notaba pesadísima, me dolía la espalda horrores, no dormía... y 24 kilazos que había engordado, ahí es nada. En la eco se ve que el enano se ha movido pero no hacia el sitio correcto, ahora estaba en horizontal. Por una parte la señal era buena ya que se había movido pero cada vez tenía menos espacio, menos líquido amniótico y las probabilidades de que se encajase disminuían con cada día que pasaba. Me programaron la cesárea para el día 10 (semana 38+6), ingresaría la noche de antes y me harían una última eco por si se hubiese encajado, en tal caso me mandarían a casa hasta presentar parto de forma natural. Todo esto contando que no me pusiera de parto antes...




Pero no. El 9 de enero a las 18h ingresé en San Juan de Dios lista para verle la carita a mi bebé al día siguiente, si no se había movido, claro.

Aquellos meses se me hicieron eternos, pero el tiempo pasa y ahora me doy cuenta de lo rápido que pasó y de la suerte que tuve.  

Salu2

2 comentarios:

  1. Madre mia!!! Pobre lo que pasaste... tiene que ser super duro permanecer todo el dia en cama y encima cagadita de miedo por si tu bebe se adelantaba...

    Los pies... dios mio... quien puede caminar asi??? Yo tuve suerte y no retuve nada de liquidos.

    Finalemente esto queda como una historia de lucha y superacion. Graciasa tu esfuerzo tu bebe esta contigo

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  2. Lo de la cama es horrible, la verdad. Lo único que ayuda en esos momentos es saber que lo haces por el pequeñajo que llevas dentro y sacas fuerzas de donde no las hay.

    Los pies eran una tortura china, soy propensa a la retención de líquidos y sumando el estar en la cama sin apenas moverme durante tres meses se pusieron fatal, sin duda lo peor de todo el embarazo. Ahora se me han quedado unas venas en las piernas muy feas, quiero hacer una entrada sobre el tema.

    Y sí, como dices todo queda en una historia del pasado, mi niño está sano y feliz que es lo más importante.

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